No todas las semanas son muy buenas, y a veces en medio de tantas actividades, trabajo y corre-corre uno deja de prestar atención a aquellas cosas maravillosas que pasan todos los días. Últimamente yo he tenido semanas así, pero les cuento una de esas cosas que alegran el día:
Estaba en el "chifa de la esquina" a la hora de almuerzo donde todo está abarrotado de gente, comprando mi respectivo menú y renegando porque ese día había sido el más pesado de todos. Mientras esperaba que me entregaran el pedido, vi entrar a un anciano de apariencia muy humilde y con su andador, se acercó a la mesera que estaba de aquí para allá atendiendo a todos y le dio una moneda. La mesera lo miró tratando de adivinar que quería, y el anciano le dijo: - "sólo tengo esto, dame lo que alcance, una sopa tal vez". La mesera le sonrió y fué a traer el pedido.
Yo estaba mirando con cierta tristeza la escena, pero en el fondo tranquila porque la mesera entendió y sin más preguntas trajo una sopa caliente de la cocina y se la sirvió al anciano. El anciano se sentó en una mesa cerca al mostrador y en la misma mesa dónde había un joven que estaba terminando de almorzar; antes de servirse la sopa juntó sus manos y cerró sus ojos. Entonces el joven le preguntó: - "¿qué haces?", el anciano con voz suave le contestó: -"estoy dando Gracias por los alimentos", y el joven con una sonrisa le dijo:- "muy bien, así es, dale gracias a papá Dios porque Él provee".
El anciano terminó de orar y empezó a tomar su sopa, de pronto la mesera le trajo un plato grande con tallarines y arroz chaufa, y le puso su refresco al costado. El anciano se sorprendió y el joven que ya se levantaba para retirarse le dijo: -"Así es, papá Dios provee", y se despidió de él con una sonrisa.
Yo estaba al costado del mostrador, y vi cuando el joven llamó a la mesera y le dijo bajito que le completara todo el menú al anciano, que él lo pagaba. En ese momento se me "apachurró" el corazón, porque en esa escena tan sencilla vi una gran verdad: Dios escucha nuestras oraciones, y a veces la respuesta es aún con mucho más grande de lo que esperábamos!!!
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” (Juan 5: 14-15)