Es sorprendente las cosas que uno puede tener guardados en su casa, y hasta que uno no las deja ver no sabe que pueden ser "el tesoro" de otros. Allí en esas mesas encontré todos las novelas que me pidieron en la secundaria y que ninguna librería tenía cuando las necesité. Estaban esas enciclopedias en tomos que te explican de todo y con fotos y resultan mucho mejor que el ya olvidado Escuela Nueva. También encontré un montón de libros y revistas de arte, cosas que me hubieran sido recontar útiles cuando estaba estudiando diseño y no me daba el tiempo para ir al Centro a buscar material. Habían todos esos coleccionables que vienen en El Comercio, estaban completos y guardados en bolsas listos para empastar. Estaba el infaltable recetario Nicolini, en todas sus ediciones. También habían libros para niños lindos y bien baratos, encontré unos de Plaza Sésamo nuevecitos. Una de las cosas que a mi me llaman más la atención son las revistas, y allí vi una colección impresionable de Selecciones y Caretas, con fotos y artículos que reflejaban como los tiempos han cambiado y cómo las portadas dejaron de ocuparlas importantes y alegres noticias para ser remplazadas por el ampay del día.
Un paseo chiquito pero que te deja esa sensación de nostalgia lindos recuerdos... las cosas que uno se encuentra por allí.