Esta vez madrugamos para llegar a la agencia a tiempo, pero valió la pena porque fuimos recontra cómodos, este nuevo servicio de pantallas independientes en los asientos es genial, porque cada uno feliz viendo la peli que más le atrajo y todos tranquis.
Llegamos por fin a Paracas y bajamos en un terminal muy distinto al de Lima (allí si que nadie se le ha ocurrido invertir...plop), pero el sol nos recibió con toda su alegría y furor... un calor!!!. Cómo ya hacía hambre, de frente a hacer una parada para comer frente a la playa, para variar los precios son como para turistas... osea igual que en Lima, pero la comida buenaza, además hay un montón de restaurantes para elegir el mejor precio y sabor. Yo feliz con mi ceviche de pejerrey recontra picante, y de show la voz de un niño que se acercó a cantar, pero que seguro si lo escuchan Kalimba y Eva Ayllón lo nombrar en una en el ganador de la Voz Kids, en serio cantaba mismo profesional. Después de caminar un rato nos fuimos por fin al hotel Luxury Paracas a registrarnos, y... Oh my God!!!, que hotel para más lindo y tranquilo. A mí la verdad me gusta la arquitectura antigua, y esos lugares que tienen algo de colonial, pero este hotel con su modernidad y todo estaba lindo y el personal era recontra amable. Un golazo fue el salón para niños, donde podían jugar, crear cosas, pintar, hacer mini tours, etc. Y para los adultos, un spa dónde tenían de todo, obvio que ni se me ocurrió usar el gimnasio ya que este viaje era para vagar. Sus restaurantes tienen una carta muy buena, pero también cara, pero vale la pena darse un gustito aunque sea en el bar lounge para ver el mar de noche y conversar. Mi esposo fue el único que se animó a usar el servicio de deportes acuáticos, yo feliz en la piscina. Y bueno, las puestas de sol eran ese toque especial que te hacía sentir de lo más lejos de casa pero feliz.
Así que pasamos unos días de relajo full, especialmente si eres una mamá que vacaciones es sinónimo de aprovechar el tiempo en casa para lavar, limpiar, cocinar, etc, etc... estar libre de atender quehaceres porque hay alguien más que lo haga, es el paraíso (jajaja...la más vaga).