En este viaje la medalla de honor se la lleva mi cuñado por manejar tantas horas con el calorsazo que hay en el norte. Y mención honrosa para mi esposo que fungió como copiloto haciéndole la conversación a su hermano para que no se duerma,... jajaja!!!, lo bueno es que llegamos vivos.
Nos hospedamos en un hotel en la parte sur del balneario, un poco antigüito pero con una vista hermosa, así que nos sentíamos en plena Grecia con nuestro hotel de paredes blancas y balcón frente al mar. La comida no era tan barata, casi casi igual que en Lima, pero si bien servida y con pescado recontra fresco recién salidito del mar. Allí nos alegró la tarde una cremolada de pura fruta, y una metida "flash" en el mar que a pesar de ser bien tranquilo es muy frío. La playa es de piedras, así que es necesario usar zapatillas de playa porque sino te cortas las pezuñitas tratando de salir del agua (esta fue la advertencia que nadie me hizo). Lo lindo, ver a mi suegra que se reencontraba con amigos de hace años, y a mi hijito correr a la playa a buscar caracoles y cangrejos. El contratiempo un pequeño lapsus-brutus con la llave del carro, pero bueno queda como anécdota de viaje... jeje. En resumen, un viajecito de lo más chulo...
Y si, salgo bien flaca pero créanme que no debería estar así con todo lo que comí...jeje.
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