Como en los últimos veranos, no queríamos quedarnos sin disfrutar de unos días de ricas vacaciones en familia... y esta vez aprovechamos para darnos una escapada a Punta Sal!!!
Pero esta vez ya no fue a la aventura, sino que nos planificamos desde hace uffff y pudimos encontrar un lugar ideal para descansar y tener todo a la mano. Primera vez que íbamos a un Resort All Include, y ¿adivinen que fue lo que más nos motivo?... obvio, la comida ilimitada!!!
(los más tragones).
El viaje se hizo un poco largo por la espera, y es que esta vez fuimos recontra temprano al aeropuerto para no sufrir otro drama como hace un par de años, además el avión se demoró un poco cargando combustible y eso hizo que salgamos con media hora de retraso. Llegamos por fin, nos subimos a la movilidad que nos llevaría al hotel y a esperar otro poquito porque el conductor iba bien lento
(creo que porque llevaba familias con niños... la verdad no sé) hasta que por fin llegamos al hotel
Decameron!!!. El lugar era lindo-relindo, muy bien cuidado y la gente súper amable
(nos saludaban a cada rato...jeje). Tenía lo necesario para pasar unos días de descanso total: piscina, playa, comida y entretenimiento. Llegamos hambrientos porque ya se nos había pasado la hora del almuerzo, así que nos pusieron las "pulseritas mágicas" y a disfrutar!!!.
El clima estaba lindo, aunque llovió un poquito cuando llegamos y pensamos que iba a quedarse así, después salió un sol hermoso. Todo estaba muy bien decorado con esa sensación de hotel moderno pero sin dejar lo caribeño como los acabados en piedra, madera y colores rojos. La piscina era grandota, así que había espacio para nadar tranquilos mientras el equipo de animación del hotel organizaba un campeonato de waterpolo en un extremo, y por otro lado un grupo de señoras hacían ejercicios en el agua con el trainer del hotel. Eso si, hay que reconocer que la gente que trabaja allí la deben drogar o algo parecido, porque nunca se les caía la sonrisa, y el equipo de animación y actividades hacían de todo durante todo el día: juegos en la piscina, ejercicios, clases de baile, expediciones para niños, shows infantiles y el show principal A-1 para cerrar la noche donde bailaban, cantaban y animaban al público... recontra multifacéticos.
Y claro
(no podía dejar de mencionarlo...jaja) la comida muy buena y en abundancia. Creo que me empaché tanto el primer día que después tuve que bajar el ritmo... y es que uno podía escoger de un buffet bastante variado y repetir hasta reventar. Además se podía hacer reservas para los restaurantes internos y tener una cena a la carta, snacks hasta la tarde y un bar que no paraba hasta la madrugada. Con la excusa del embarazo habré comido una tonelada, pero allí mis compadres
(mi esposo e hijito) me hicieron la guerra...jeje!!!
La verdad lo disfrutamos mucho... y como siempre, uno quiere más y más, hasta que te das cuenta que tienes que regresar a la realidad, jejeje!!!