Y es que entre todas las cosas que le gustan a este bebé, una de sus preferidas es tocar la batería. Claro que ni llega a la pedalera, pero bien que se sienta con las baquetas en sus manos gordas y le da de alma a los tambores. Siempre le ha gustado la música, y desde chiquito golpeaba su tamborcito de juguete, las latas de fórmula, la mesa, su panza, etc; aún no le atina muy bien al ritmo pero hace el intento de seguirlo. Y en la iglesia, los músicos se compadecieron de su carita de ansiedad por tocar los instrumentos y lo dejaron sentarse en la batería... uuuuuuyyyyy, ahora quien lo saca!!!
Ese mi gordo, todo un "rocker-boy"... él feliz y nosotros sordos (jajaja).
No hay comentarios:
Publicar un comentario