Hay cosas que necesitamos sí o sí para comenzar con alegría cada día. No todos los días tiene que ser iguales, pero si es bueno tratar de conservar aquellas cosas que animan y nos dejan una sonrisa hasta la noche.
Para mí hay varias, desde poder agradecer a Dios por presenciar una nueva mañana, una ducha tibia para despertarme del todo, salir y ver que el tráfico no está tan grave, hasta el beso de buenos días de mis amores. Y esta semana ha habido dos que particularmente han hecho mis mañanas más lindas: Un rico croissant relleno de manjar blanco y espolvoreado de azúcar impalpable, una delicia de la panadería cercana a mi trabajo (yumiiii). Y la otra es encontrar a mi hijito "infraganti" en plena destrucción de su cuarto... una ricurita destructora!!!
... pueden ser cosas chiquitas, pero si las apreciamos hacen nuestro día más feliz!
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