En vista de que el único ejercicio que hace en casa es mover los dedos para jugar en el celular, lo mejor para pasar bien el verano fue meterlo a clases de karate y natación (obvio que de paso le ayuda a coordinar sus movimientos y quitarse el miedo al agua). Lo bueno es que está feliz, es cierto que reniega porque lo hemos puesto desde tempranito porque cuando fuimos a inscribirlo ya no habían más horarios (jejeje), pero cuando ya comienza la clase es un chiste verlo saltar y emocionarse. Yo como fan enamorada, me la paso toda la clase tomando fotos y haciéndole barra cada vez que acierta un ejercicio... y su papá (pobre!) es el personal trainer, ya que por ser chiquito debe hacer todas las clases en compañía de un adulto.
Hasta ahora sólo han habido cuatro clases, pero por lo menos en natación ya pasó del carril del llanto (donde todos los niños se privan cuando entran al agua) al de los más valientes que es donde se sumergen y los preparan para empezar a patalear....que orgullo mi deportista!!!
¿No se ve lindo con su uniforme de karate?... y es que ese uniforme tiene uff de años, ya que mismo comercial de Vinifan: Mismo uniforme usando papá, mismo uniforme usando hijo!!! (jejeje)